LA NECESIDAD DE UN MASAJE DEPORTIVO



Cada día mas gente, y no solo los deportistas, acuden a darse un masaje deportivo por sus beneficiosos efectos terapéuticos sobre el cuerpo.

El masaje deportivo es una técnica manual que los profesionales emplearemos para mejorar tu estado y rendimiento físico durante el entrenamiento, como preparación previa a la competición o después del ejercicio para acelerar la recuperación del cuerpo, estirar músculos o mantenerlos flexibles.

Las maniobras de masaje deportivo sirven también para el tratamiento de lesiones deportivas: contracturas, roturas, desgarros, espasmos y pinzamientos musculares. Puede ser igualmente aplicado a personas que no realizan deporte ya que las lesiones sufridas por los deportistas pueden ser similares a las que se producen en muchas otras actividades no relacionadas con el deporte, como el trabajo, tareas domésticas, vida social o incluso salir a bailar.



Hay que tener en claro que es importantísimo adelantarse al dolor y prevenirlo
antes de que este aparezca o se haga insoportable.
Por ello es recomendable incorporar el masaje deportivo como una parte de tu entrenamiento o como rutina preventiva, ya que así conseguirás evitar algún posible disgusto.

La diferencia con el resto de masajes es que va orientado a trabajar más específicamente los músculos que se hayan sometido o vayan a someterse a una sobrecarga muscular debido al entrenamiento. Una correcta aplicación de un masaje deportivo debe perseguir un acondicionamiento óptimo de todos tus grupos musculares. Es una técnica más profunda e intensa que incorpora elementos avanzados del masaje sueco, masaje muscular propfundo, técnicas neuromusculares, estiramientos, compresiones, etc.



En nuestras sesiones
aplicamos siempre las técnicas más adecuadas basándonos en el conocimiento estricto de cada lesión y aportando al paciente todos los consejos pertinentes tanto para la realización de la sesión de masaje como para el tratamiento posterior.

Sus beneficios: prevenir lesiones, espasmos, desgarros o ayudar a una recuperación más rápida y efectiva de estas, aliviar el dolor y la sobrecarga muscular, estirar y relajar tus músculos mejorando su elasticidad, estimular la circulación sanguínea, combatir la fatiga muscular, eliminar toxinas.


viernes, 15 de marzo de 2019

El psoas iliaco o iliopsoas

  Esta compuesto por dos músculos: el psoas y el ilíaco.Es un músculo postural, no de movimiento, por lo que es fuerte y tiende al acortamiento.


El psoas mayor es un músculo biarticular, es decir que pasa por dos articulaciones y el iliaco monoarticular pero en conjunto funcionan como un músculo monoarticular (como una bisagra) y su función es la de flexionar la cadera

Inserción: desde D12, L1- L5, hasta los huesos iliacos y en el trocanter menor del femur.
Toda musculatura con capacidad para asistir en la flexión de la cadera (sartorio, TFL, recto anterior, aductor, pectíneo e ilíaco) nace de la cadera; a excepción del psoas cuyas fibras emanan de toda la columna lumbar, además de la última vértebra dorsal.
Por si fuera poco, la relación anatómica del psoas con el raquis se amplia a través de sus complejas alianzas fasciales con el diafragma, riñones, colon, suelo pélvico y abdominal.
Durante una flexión de cadera, así como el recto abdominal controla la anteversión pélvica y a modo global la flexión del raquis lumbar, el psoas resiste individualmente el momento de flexión impuestos sobre los cuerpos vertebrales sujetándolos como si se tratara de pilares (recuerda que todo los flexores se originan en la cadera por lo que su acción sobre el fémur también conlleva una anteversión pélvica y extensión lumbar que hay que controlar)





¿De qué movimiento se encargará el psoas ilíaco cuando bloqueamos la pelvis?

Si bloqueamos la pelvis y el psoas se contrae, el fémur tratará de acercase a la pelvis. En otras palabras, se elevará la pierna.
Lo utilizamos a diario para realizar múltiples actividades como levantarnos de una silla, subir escalers, andar. Incluso, entre los ejercicios más comunes: bicicleta ,carrera, futbol, el psoas es uno de los músculos más involucrados y por ende, no podemos olvidar su estiramiento.

lunes, 24 de junio de 2013

La contractura muscular

¿En qué consisten?
La contractura muscular se define como:
Contracción persistente e involuntaria de un músculo, con el consiguiente aumento del tono muscular. Es un estado muscular doloroso que se siente en reposo o ante el estiramiento, pero sobre todo durante la contracción contra resistencia. Suelen aparecer asociados a determinadas profesiones y al exceso de trabajo, así como al estrés.
Síntomas
Se advierte un dolor persistente en el músculo, al tacto se le nota endurecido y tenso. El dolor puede ser intenso y agudo y otras fuerte y constante. A veces al cambiar de posición se calma ligeramente, pero nunca llega a desaparecer completamente. Según el músculo que se encuentre afectado, puede haber dificultades para moverse con naturalidad. 


¿Qué es y como funciona un músculo?

 Es un tejido formado por células muy especializadas. En los hombres la masa muscular corresponde a un 42% del peso del cuerpo, mientras que en las mujeres es un 36%
Cada célula muscular puede contraerse (la acción muscular que nos permite movernos), y relajarse gracias a la energía que puede acumular. Cualquier músculo del cuerpo necesita mas energía para relajarse que para contraerse por lo que si empleamos toda la energía en la contracción este no será capaz de relajarse por si solo produciéndose la llamada contractura.


¿Cómo llega la energía al músculo?

 Cuando un músculo empieza a trabajar requiere energía. Esta energía llega al músculo a través de los vasos sanguíneos. El flujo sanguíneo transporta los nutrientes obtenidos de la alimentación, principalmente glucosas y grasas; estas sustancias reaccionan (combustionan) con el oxígeno, también transportado por la sangre en el interior del músculo y desprenden la energía necesaria para el proceso de contracción y relajación de las fibras musculares. 

¿Cómo se produce la contractura?
Obedece a causas tan diversas como temperaturas extremas, la acción de ciertos fármacos, perdida de elasticidad, debilidad muscular, posiciones estáticas prolongadas, ansiedad, estrés, lesión fibrosis, o la acumulación local de ácidos láctico ocasionada por esfuerzos inusuales. Cuando por alguno de estos motivos no llegan los elementos necesarios al cuerpo para transformarse en la energía suficiente para que el músculo pueda relajarse tras una contracción decimos que se produce una contractura


Existen varios tipos de contracturas musculares: principalmente están aquellas que aparecen por la acumulación de productos metabolicos y las que aparecen como consecuencia de una lesión o inflamación.
Las del primer tipo se deben a la acumulación de acido láctico en el interior del tejido muscular: por medio del flujo sanguíneo se oxigenan y alimentan los músculos, y se eliminan las sustancias tóxicas resultantes. Cuando se realiza un movimiento intenso e inesperado ocurre que, por un lado, los vasos sanguíneos no están desarrollados o dilatados lo suficiente como para poder nutrir el músculo que trabaja y, por otro, son insuficientes para limpiar las fibras musculares de los desechos tóxicos que producen; cuando se liberan estos elementos tóxicos provocan, al propio tiempo, dolor y contracturas en el músculo afectado. 
Cuando realizamos un esfuerzo sostenido en el tiempo, tensando el músculo ocurre que este  va a mantener los vasos sanguíneos cerrados impidiendo que pasen los nutrientes necesarios para la formación de energía que permitan relajar al músculo. El músculo se encuentra hipercontraído, Esta situación provoca un circulo vicioso, la contractura limita la formación de energía   y la falta de energía provoca contractura. Siempre que hagamos un esfuerzo sostenido en el tiempo en una zona muy localizada del cuerpo corremos el riesgo de agotar las energías de ese lugar y favorecer la aparición de una contractura. Esto se da principalmente por las malas posturas y por las tensiones nerviosas. 
Pero cuando hablamos de la columna, la causa más frecuente son problemas funcionales de la columna que obligan al músculo a trabajar más de la cuenta durante mucho tiempo (por ejemplo ver “rectificación de la lordosis cervical”) o también por mecanismos reflejos (por ejemplo en un síndrome facetario, la irritación de las articulaciones facetarias activa un reflejo neurológico que causa un espasmo de los músculos multifidus entre otros). En este caso las contracturas son repetitivas y persistentes, afectando a los músculos asociados a la zona de la columna que las genera.

Otra forma también frecuente de contractura es la del segundo tipo, que por lo general provocada porque alguna de las fibras musculares ha sido distendida o sometida a un trabajo excesivo. 
Una distensión excesiva, o un traumatismo directo, pueden provocar lesiones en los tejidos musculares o en las articulaciones. En los casos de inflamaciones extensas puede generarse un tejido fibroso en la zona afectada, de manera que se unan estructuras adyacentes, fusionándolas e impidiendo el deslizamiento natural de estos tejidos; estas adherencias no permiten el libre movimiento de los músculos afectados, y causan rigidez y dolor en grado variable. 


El dolor puede aparecer de inmediato, cuando la contractura se produce por un movimiento brusco, o de forma gradual, si es resultado de acumulación de tensión.
Es importante tener en cuenta que en muchas ocasiones la contractura está ocultando o protegiendo una lesión (elongaciones, desgarros, etc.) por lo que debe procederse a un diagnóstico adecuado. 


Cuando la contractura se produce de forma rápida, dolorosa e intensa por acortamiento máximo de un músculo y como consecuencia de un exceso de actividad o en pleno reposo (mientras dormimos), hablamos de calambres.
La edad, el esfuerzo, la falta de calentamiento y/o estiramiento en la realización de ejercicio físico, así como la carencia de potasio, magnesio o calcio son factores desencadenantes de los calambres.
Las contracturas musculares son después del debilitamiento muscular el síntoma que más comúnmente se presenta en la mayoría de los tipos de distrofia muscular 

 En este síntoma los músculos se acortan y pierden elasticidad, causando que las articulaciones se vayan apretando poco a poco perdiendo movilidad, convirtiéndose con el pasar del tiempo en un problema considerable para la persona afectada, al limitar su movilidad y aumentar los efectos del debilitamiento físico, dificultando las actividades de la vida cotidiana.


¿Cómo tratar las contracturas? 

  
Las maneras existentes para evitar, minimizar y en general manejar las contracturas son tres: La terapia física, el uso de implementos ortopédicos, y por medio de procedimientos quirúrgicos. 
 
Al principio de la contractura, si hay inflamación y dolor se puede utilizar el frío
Después, el calor, con rayos infrarrojos o baños calientes sobre la zona afectada.
A continuación, debe aplicarse masaje circulatorio: mediante frotamiento y estiramientos para eliminar los nudos de la contractura.
En casos agudos, será conveniente guardar unos días de reposo.
Cuando la persona padece dolor y rigidez acentuada y permanente, se le puede inyectar en la zona lesionada algún anestésico local o hidrocortisona, ya que si la acción alivia el espasmo de los tejidos adyacentes y disminuye la intensidad de la inflamación y el dolor.
El proceso inflamatorio subyacente a toda contracción puede ser tratado con anti inflamatorios.


Terapia física y masajes
 
Lo mas conveniente es lograr aportarle al músculo lo necesario para recuperar la energía, para esto el único camino es que los vasos sanguíneos se abran bien y hagan circular la sangre hasta el lugar de la contractura, para esto son muy efectivos los masajes y los ejercicios de movilidad suave, nunca agotadores ya que gastarían mas energía y eso es lo que nos falta.
El masaje actúa de dos formas: en primer lugar evita que se formen adherencias en el foco inflamatorio, y puede eliminar las de formación reciente, y en segundo lugar, la fricción que proporciona el masaje aumenta el flujo sanguíneo, lo que favorece y acelera la reparación de los tejidos.
La aplicación del masaje debe realizarse de forma gradual, con la yema de los pulgares, y con suficiente intensidad para friccionar los tejidos musculares; se recomienda el uso de aceites o sustancias lubricantes para facilitar el deslizamiento enérgico de los dedos sobre la piel sin provocar irritaciones.

En el caso de contracturas mas antiguas el tejido de la zona esta endurecido (fibrosado) para esto va a ser necesario un masaje mas profundo y fuerte, en general un poquito doloroso (no insoportable) y los ejercicios de elongación suave, nunca máximos ya que pueden aumentar la contractura.
Otras recomendaciones
Una buena hidratación
La práctica de ejercicio moderado con calentamiento previo adecuado
Estiramientos musculares.
También puede influir la alimentación, pues el exceso de consumo de carne roja y de especias está relacionado con la frecuencia de contracturas


La segunda forma para manejar las contracturas es el uso de implementos ortopédicos, en donde por medio de estos se trata de lograr que la articulación y los músculos implicados se mantengan estirados el mayor tiempo posible, previniendo la aparición y el avance de las contracturas. El implemento mayormente usado son las férulas, que a modo de entablillado, actúan sobre las articulaciones de la rodilla y el tobillo manteniendo estirados los músculos susceptibles a sufrir de contracturas. Las férulas se recomiendan ser usadas durante las noches, o al menos una vez al día para cumplir su objetivo.

La ultima manera de manejar las contracturas, y que es la opción más severa, es por medio de procedimientos quirúrgicos. En estos se hacen pequeñas incisiones y/o cortes en diversos tendones de los músculos, siendo realizados principalmente en el tendón de Aquiles. Seguido a los procedimientos quirúrgicos, se aplica el uso de ciertos implementos ortopédicos para mantener la movilidad y balance de la articulación. En general esta opción de manejo es utilizada cuando las contracturas son demasiado severas e impiden la acción de pararse o caminar y que por medio de la cirugía se mantienen por mas tiempo esas capacidades.


¿Que articulaciones se ven mas afectadas por las contracturas?

Las articulaciones en las que mayormente se presentan contracturas son las de los hombros, las caderas, las rodillas, los codos, los tobillos, las muñecas y los dedos.

En las rodillas, codos y dedos, se hacen notar las contracturas por la inhabilidad de extender o poner recta la articulación. Por otro lado, en los tobillos y muñecas, las contracturas provocan una dificultad para levantar la punta del pie y poner el pie en ángulo recto, y dificultad de levantar la mano con la palma hacia abajo respectivamente.



 Causas concretas de las contracturas
Cuello: Causados por giros bruscos, traumatismos en la cabeza o alteraciones en las articulaciones intervertebrales.
Espalda: Causadas por curvaturas excesivas de la columna, que reciben el nombre de cifosis cuando son hacia delante; escoliosis, si son laterales, y lordosis se efectúan hacia atrás; por lo general se presentan acompañadas por un dolor intenso. Otras posibles causas son la artritis de columna, el lumbago y la ciática.
Hombros, brazos y manos: Estas zonas son muy propensas a sufrir contracturas causadas por torceduras, esguinces, artritis u otras inflamaciones articulares, posturas anómalas, cambios climáticos o exposiciones prolongadas al frío o humedad desacostumbrados. También son provocadas por caídas y traumatismos, sobre todo en las personas mayores.
Piernas, caderas y rodillas: Causadas por artosis, lesiones en los meniscos -almohadillas cartilaginosas ubicadas en el interior de la rodilla-, esguinces, posturas forzadas o tendinitis, que es la inflamación de los tendones.


¿Tener una contractura puede traerme otros problemas?
A largo plazo los músculos contracturados van presionando las articulaciones dañando el cartílago articular lo que puede generar una artrosis si no se detiene a tiempo, por otro lado el tener una contractura puede obligarnos a adoptar una mala postura y esto a la larga afectar a la columna deformándola, pero todas estas consecuencias son a largo plazo así que no hay que alarmarse al primer síntoma de contractura, pero si estar atentos para tratarla a tiempo y no llegar a sufrir ninguna de las consecuencias evitables.


¿Cómo prevengo una contractura?
Es bastante difícil ya que la mayoría de las veces tiene que ver con alguna situación que nos puso nerviosos y eso no siempre podemos evitarlo ya que en muchas ocasiones no depende de nosotros, pero lo que sí podemos hacer es mantenernos móviles por medio de ejercicios y de esta manera minimizar los efectos y la duración de la contractura.
Sobre los masajes según la información que poseo, a las personas que padecen fibromialgia, deberían ser a nivel de drenajes linfáticos, ya que intentar descontracturar de forma normal les produce un dolor muy profundo.  Se puede obtener resultados con el drenaje linfático, ya que consigues una relajación muy díficil de adquirir, y psicológicamente les hace sentirse mejor. Las actividades idóneas a mi parecer,  sobre todo son taichi y qigong (chi kun), pues aprendes a utilizar tu propia energía y la de los elementos para tu relajación y mejoría.

 No sobreesforzarse: respetar el periodo de descanso necesario entre dos sesiones de entrenamiento. El reposo, ya sea absoluto o evitando los movimientos de los músculos afectados, pueden ser suficiente para solucionar una contractura muscular; si también están afectadas las articulaciones, conviene ejercitarlas con movimientos lentos.
Evitar los incrementos bruscos de intensidad en ejercicios que requieran fuerza muscular. Nada de tonterías si se levantan pesas.
 Calentar adecuadamente antes de entrenar, y un enfriamiento posterior
 Si se producen contracturas crónicas, es señal de que tras sufrir una, no se ha dejado un periodo de rehabilitación suficiente. En principio no se debería levantar peso en varios días, después de sufrir una contractura
 Es muy conveniente, en especial si se producen en la espalda, acudir a la consulta de un masajista para unas cuantas sesiones. Posteriormente, seguir recibiendo (o dandose uno mismo) masajes con regularidad. Con esto se evitan las recaidas.